Thursday, February 23, 2006
Detalles del precipicio
cuando la lluvia es tan ácida
que desgarra la pintura de los autos;
cuando a tus oídos los hiere incluso
el sonido de los insectos mientras copulan;
cuando un bebé de meses, al mirarte,
cambia su tierna expresión
por la de un judío en quiebra;
cuando la única prisa que tienes
es la de llegar tarde a todos lados;
cuando las paredes de tu cuarto se cierran tanto
que apenas cabes con tu respiración;
cuando hasta tu propia presencia
te resulta incómoda
cuando una voz de luz
te susurra un dulce secreto al oído,
entonces,
todo es definitivo: ¡Disparas!
Las posibilidades del odio
La próxima vez que odies realmente a alguien, hazle llegar el 21 de Espantapájaros, que seguro expresa mejor que tú, lo que piensas:
Que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de araña; que sólo puedas alimentarte de barajas usadas y que el sueño te reduzca, como una aplanadora, al espesor de tu retrato.
Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas; que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte ante los tachos de basura y que todos los habitantes de la ciudad te confundan con un meadero.
Que cuando quieras decir: “Mi amor”, digas: “Pescado frito”; que tus manos intenten estrangularte a cada rato, y que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes en las salivaderas.
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al acostarse junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela, y que después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa.
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto, para que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia; que tu único entretenimiento consista en instalarte en la sala de espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo, y que te enamores, tan locamente, de una caja de hierro, que no puedas dejar, ni un solo instante, de lamerle la cerradura.
Wednesday, February 22, 2006
¿No es cierto?
¿Menos grave si ya nos es virgen?
El pasado viernes se dio a conocer la noticia de que el Tribunal Supremo italiano determinó que el delito de violación es menos grave si la víctima ya ha mantenido relaciones sexuales con anterioridad. Según la nota de la agencia Reuters “La tercera sección penal del Supremo acogió con esta decisión el recurso presentado por un hombre de 41 años que abusó sexualmente de una adolescente de 14, y que en su defensa había alegado que la muchacha ya no era virgen y había estado con varios hombres” ¿Y eso qué? ¿si ya se han tenido relaciones sexuales la violación es menor porque se “daña menos” el “valor” de la mujer? ¿es acaso eso lo que quieren decir? La nota continúa: “Según los jueces, en este caso la personalidad de la víctima ‘desde el punto de vista sexual está mucho más desarrollada de lo que normalmente se puede esperar para una chica de su edad’, por lo que los daños provocados por la violación son, según la sentencia, ‘de menor gravedad’”. De acuerdo con los jueces, si bien esto no elimina lo reprobable del acto, habría que tener en cuenta que la joven ya había cumplido 14 años y había dado su consentimiento. Pues tras la presión del hombre (pareja de su madre) para que tuvieran una relación sexual con penetración vaginal ella finalmente accedió al sexo oral por considerarlo menos peligroso. De entrada, cuando hablamos de una relación donde uno de los dos es menor de edad y la diferencia de edad es tan grande, estamos hablando de abuso. Además, queda claro que hay una diferencia de poder, existe presión y uso de estrategias para llevar a la persona a hacer lo que se desea en beneficio propio. Algunas de las personas que abusan de menores, afirman que suelen buscar niños que ya han sido víctimas de abusos anteriormente pues son más vulnerables y fáciles de someter. En ese caso ¿es menor el abuso, o todo lo contrario, es mayor porque se aprovechan de la vulnerabilidad y de los daños anteriormente infringidos? Vaya parámetro el de los italianos. Esto me recuerda las expresiones, ahora retomadas en las cápsulas del Senado, que dicen que si una mujer es violada, algo debe haber hecho para que le sucediera; o que si no opuso resistencia —por miedo, para evitar mayor violencia, simplemente porque se quedó paralizada o por otras razones— significa que en parte accedió. En febrero de 1999, igualmente en Italia, se dio un caso que también dio mucho de qué hablar. Y cómo no. Se declaró que un hombre no era culpable de haber violado a una mujer, basándose en el argumento de que usaba pantalones de mezclilla y, según esto, los jeans no se pueden quitar más que con la ayuda de quien los trae puestos. Por lo que, si hubo una relación sexual, forzosamente la víctima tuvo que haber dado su consentimiento y cooperado. ¿Cómo ve? Supongamos que este ilógico argumento fuera cierto y que una mujer sólo se pudiera despojar de sus jeans con sus propias manos; las amenazas, la violencia, la agresión física y/o verbal o incluso una pistola en la cabeza o un cuchillo en el cuello ¿no la llevarían acaso a hacerlo? Para que una violación sea violación no es indispensable que hayan golpes, se pueden usar otros medios igual de intimidantes, amenazantes y agresivos para lograr el objetivo. Volvamos a la cuestión del honor y el “uso”. Pareciera que si la mujer ya ha tenido relaciones con otros hombres ya ha sido “usada” anteriormente y entonces la afrenta al honor es menos... según la lógica que deja ver la sentencia. Una lógica además, que han seguido las leyes a lo largo de la historia y, aún en la actualidad, prevalece en varios países. Los crímenes por honor, el culpar a las mujeres y repudiarlas por haber sido violadas y con ello haber perdido su valor, son algunos ejemplos. Otro es el de Uruguay, donde se acaba de modificar una ley que beneficiaba a los agresores. Ésta decía que si un hombre violaba a una mujer podía ver disminuida su pena si ofrecía casarse con su víctima. Imagínese, tener que casarse con el violador, además como un supuesto gesto para reparar el honor y la vergüenza de esa mujer que ya no es virgen. Ahora ya no se espera que ofrezca “reparar” su daño con el matrimonio, es más, ya no se puede casar con ella.
Monday, February 13, 2006
Ups
Gastón Baquero